ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, pide calma y hace un llamamiento a que se rebaje la tensión que se vive en la frontera entre Turquía y la Unión Europea ante el incremento de los desplazamientos de personas, entre las que se encuentran personas refugiadas y solicitantes de asilo.
ACNUR está haciendo un seguimiento del desarrollo de los acontecimientos en Turquía y en Grecia y prestando su apoyo. Como en cualquier otra situación de este tipo, es importante que las autoridades eviten poner en marcha medidas que puedan resultar en un mayor sufrimiento para las personas en situación de vulnerabilidad.
Todos los Estados tienen el derecho a controlar sus fronteras y gestionar los flujos y movimientos irregulares, pero al mismo tiempo deben abstenerse de emplear una fuerza excesiva o desproporcionada, y deben mantener sistemas para gestionar las solicitudes de asilo de manera ordenada.
En la frontera entre Turquía y la UE, ACNUR está trabajando con socios nacionales, la Media Luna Roja, OIM y Unicef, evaluando la situación y distribuyendo asistencia humanitaria donde se necesita. Entre los grupos allí presentes hay personas sirias, afganas, iraníes, sudanesas y de otras nacionalidades, que son mujeres, niños, niñas y familias que llegan en condiciones precarias.
En Grecia, los equipos de ACNUR han informado de la llegada de 1.200 personas a las Islas del este del Mar Egeo (Lesbos, Quíos y Samos), una cifra superior a la media diaria registrada recientemente. ACNUR ha reforzado las existencias de alimentos envasados y de mantas para asistir las nuevas llegadas y ha confirmado que otros actores cuentan con también con reservas de más materiales disponibles.